“La vida me ha mostrado que las pausas son esenciales para el crecimiento humano”, escribió J Balvin el mes pasado en redes sociales casi como un preludio de lo que parece ser un evento trascendental en su carrera: el lanzamiento de su primer álbum en tres años. “Estoy acá de nuevo, recargado de energía, agradecido y disfrutando de la música como cuando empecé”.

En una época en la que la industria musical se mueve a una velocidad vertiginosa, Balvin fue contra la corriente y se tomó su tiempo, volviendo a sus raíces en un esfuerzo por reconectar con sus primeros seguidores. Incluso el nombre del álbum es un guiño a los primeros días de su carrera. Rayo era el nombre de un humilde carrito rojo que conducía para repartir personalmente sus CDs en Medellín cuando apenas comenzaba.

Rayo comienza con un suave tema de reggaetón, “Cosa de locos”, que recuerda al sonido rítmico que convirtió a Balvin en un nombre familiar en primer lugar. De allí, el astro colombiano lleva a los oyentes en un viaje emocionante donde a menudo se desvía del reggaetón para tocar dembow, música house o pop electrónico con colaboradores tan eclécticos como su álbum, incluyendo a Carín León, Feid y Saiko.

Rayo le sigue al álbum de Balvin nominado al Grammy José, que alcanzó el No. 1 en la lista Top Latin Albums de Billboard. En general, Balvin ha tenido cuatro álbumes No. 1 en el chart desde el 2016, contando Energía, Vibras y Oasis, su álbum conjunto de 2019 con Bad Bunny.